Reportaje

Nueva política de ONUSIDA sobre el VIH y la migración internacional de la mano de obra

16 de julio de 2008

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Las últimas estimaciones indican que en
todo el mundo hay 86 millones de traba-
jadores que migran fuera de sus países por
motivos laborales.
Fotografía: OIT/ONUSIDA/H.J.Davis

Las últimas estimaciones indican que en todo el mundo hay 86 millones de trabajadores que migran fuera de sus países por motivos laborales. Los trabajadores migrantes aportan grandes beneficios a sus familias y países de origen por medio de las remesas (el envío de dinero a sus hogares), pero también a los países de destino, ya que contribuyen como población activa en la economía y en la sociedad en la que viven. Sin embargo, se enfrentan al mismo tiempo a riesgos especiales y son más vulnerables al VIH, cuestión a la que se debe hacer frente.

ONUSIDA, en colaboración con la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), han desarrollado un informe de política sobre las necesidades y los derechos relacionados con el VIH de los trabajadores migrantes, independientemente de su situación legal o de la duración de su estancia en el país destino.

Riesgo de infección por el VIH

Los trabajadores migrantes frecuentemente hacen frente a la soledad y al estrés al separarse de sus familias y sus comunidades, y en ocasiones tanto su trabajo como las condiciones en las que viven son arduos. Estos factores pueden empujarles a adoptar comportamientos que aumenten su riesgo de infectarse por el VIH, como mantener relaciones sexuales remuneradas o relaciones ocasionales. Las esposas y las parejas de los trabajadores migrantes, que se quedan en sus países de origen, también pueden volverse más vulnerables al VIH, por ejemplo si sus esposos son seropositivos cuando vuelven a casa. Por ello, las empresas que emplean a los trabajadores migrantes deben adoptar, y lo están haciendo, medidas para reducir algunos de estos riesgos.

“Hemos progresado de manera significativa en lo que respecta a ofrecer un alojamiento familiar o subsidios de vivienda para que los trabajadores migrantes puedan traer a sus familias si lo desean", señalan Brian Brink y Edward Bickham, de Anglo American, una compañía minera internacional que tiene empleados en países fuertemente afectados por el sida, como por ejemplo Sudáfrica.

Migración internacional de la mano de obra y personas que viven con el VIH

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Los trabajadores migrantes, independiente-
mente de su estado serológico, deben poder
acceder a programas del VIH apropiados
cultural y lingüísticamente en los países de
origen, tránsito y destino.
Fotografía: OIT/ONUSIDA/J.Maillard

os trabajadores migrantes que se infectan por el VIH en los países de tránsito o de destino, o que ya eran seropositivos antes de migrar, no suelen tener un acceso adecuado a los servicios de salud o del VIH. Los trabajadores migrantes, independientemente de su estado serológico, deben poder acceder a programas del VIH apropiados cultural y lingüísticamente en los países de origen, tránsito y destino.

Los gobiernos, la sociedad civil, las empresas, los sindicatos y las organizaciones internacionales deben actuar para abordar el problema del VIH entre los trabajadores migrantes.

“Trabajar fuera presenta múltiples retos y amenazas, y una de ellas es el VIH", indica Nerissa Mercado, de OWWA, una agencia de Filipinas para el bienestar de los trabajadores en el extranjero. “Debemos garantizar que los trabajadores filipinos que migran al extranjero vuelvan a casa con historias felices y sin haberse infectado por el VIH. Después de todo, su sacrifico ayuda a mantener la economía a flote. También debemos ayudarlos en el caso de que vuelvan siendo seropositivos".

Migración y derechos humanos

Más de 100 países ponen restricciones que impiden que las personas seropositivas puedan entrar o permanecer en un país, y los trabajadores migrantes pueden ver cómo se les niega la entrada o ser deportados si se descubre que son seropositivos. Allí donde las pruebas del VIH se realizan en el contexto de la migración, las normas adoptadas internacionalmente de consentimiento informado, confidencialidad, asesoramiento y referencia a otros servicios no se aplican de manera rutinaria. Además, el tratamiento antirretrovírico que reciben los trabajadores migrantes en los países de destino se puede ver interrumpido cuando son deportados, lo que supone un gran problema si no tienen acceso a servicios de salud y del VIH en sus países de origen.

Los trabajadores migrantes, independientemente de su situación regular o irregular, deberían tener los mismos derechos sanitarios que los ciudadanos nacionales. Respetar y promover su salud es esencial para conseguir los objetivos de salud pública nacionales e internacionales, como el acceso universal a la prevención, el tratamiento, la atención y el apoyo relacionados con el VIH, así como para mejorar la productividad y la independencia económica de los individuos y sus familias.